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El estaba en su casa en donde había toda clase de objetos extraños, todo lo que había no era lo
que parecía, un simple catalejo lo
utilizaba para hacer que cayeran truenos y rayos claro solo los podía hacer
caer su ubicación ni el la sabia.
Era un cuarto tremendamente oscuro solo penetraban dos
rayos de sol – con eso le bastaba para hacer toda clase de encantamientos los hacía de amor pasando por
el daño y la fortuna.
-lo capturaron-. El mago sorprendido por el
estrepitoso ruido que causaron los soldados del rey cuando irrumpieron en si sobria
tiniebla.
Trato de esconderse pero lo hizo muy tarde, la guardia
imperial ya estaba dentro.
Un vocero le informo que el rey quería verlo. El mago
sabiendo el “por qué” del llamado pero haciéndose el desentendido.
Sigilosamente pero con un movimiento alado tomo una pluma y un pedazo de papel
viejo que había en una mesa y lo coloco en un compartimiento secreto que había
en su vestimenta.
Llegaron presurosos al castillo del rey, el rey cuya
cara parecía sacada de un molde de yeso por su rigidez y seriedad.
Empezó un discurso cuya coherencia era parecida a una
bandada de peces voladores y el mago solo le prestó atención al motivo de su
visita al gran palacio – lo cual el ya sabía -
el rey estaba enojado por que le había pedido que hiciera un hechizo
para que le aumentara su longevidad pero el mago fracaso en el intento, claro
el conjuro era muy sofisticado y peligroso, podía convertir al rey en avestruz
o matarlo. Lo cual hizo que se abstuviera del trabajo que le fue ordenado.
El rey lo envió a los calabozos que tenían una
cercanía con el mar abismal. Le dieron lo mejor de lo peor. Una celda cuyo
interior transformaba los pensamientos en negro calabozo.
Pasaron los días, meses y el mago tenia cierto grado de locura no por el
encierro sino por sentir la libertad muy
cerca e inalcanzable.
Cinco meses eran ya de su encierro el rey le mando a
preguntar, si había recapacitado sobre sus actos y el mago le respondió que necesitaba
aún más tiempo. El rey oyendo la respuesta cayó de espaldas a reír y pensó –no
soportaría otro mes encerrado-
Pero no sabía que le mago si era más listo que el. Lo
que pensaba era que si tenía éxito en el encantamiento y el rey vivía más
tiempo lo tendría que soportar al menos cien años más y si pasaba lo contrario tendrían a un
rey-avestruz o un rey muerto lo cual significaría la horca para él.
Desde el momento de la captura llevaba con él la pluma y el viejo papel los cuales eran sus
instrumentos más preciados por que con ellos podía escapar del calabozo.
Pero el hechizo le costaría un par de años de vida
debido a su complejidad. Esa noche empezó con todo el trabajo que tenía por
delante. Empezó escribiendo en el papel una simple y elaborada frase que decía:
“eres aurora en el cielo infinito”. La segunda parte y más complicada con sus
años de vida crear una botella de vidrio y un corcho. Un proceso tardado y
complicado, pero la fortuna le favoreció esta vez, transcurrido poco tiempo
cuando de pronto – una luz azul ilumino el lugar- y de pronto apareció una botella con un
corcho. Introdujo el papel con la frase le coloco el corcho y con su mejor tiro
lanzo la botella entre unas rejas que estaban encima de él. Donde veía el
resplandor de la luna y se oía el sonido de las olas.
-la botella naufrago-
debido al encantamiento un pedazo de su alma iban en el papel, la
botella y el corcho.
Pasaron los meses y el mago seguía ahí. El rey
empecinado ahora en mandar a ahorcar al mago, se dijo: mañana morirá el mago.
La botella toco tierra acompañada de una ola con
espuma con un color blanco algodón, reposo unos minutos en la playa.
Una mujer joven que siempre paseaba por la playa vio a
la botella cuya postura le hacía pareces con vida, se acerco y la levanto. Muy
emocionada por el hallazgo, se dirigió a su casa que estaba muy cerca.
Entro agitada y con curiosidad sobre el papel. Destapo
la botella. En ese momento el mago sintió un viento huracanado en la
habitación. La joven leyó y pronuncio las palabras escritas en el papel –“eres
aurora en el cielo infinito”-. De pronto sintió un agradable aroma a pino.
Un rayo de luz azul invadió la celda del mago y de
pronto ya no estaba ahí.
Llego a unas verdes montañas con pinos por todos
lados, diviso una pequeña casa en las montañas se dirigió ahí, por suerte
estaba desocupada. Se sentó en un viejo sillón y dijo: “Gracias Aurora”.
La joven mujer ese mismo día tuvo un sueño extraño, soñó
estar en unas montañas lejanas y a un anciano agradeciéndole. Ella jamás volvió a soñarlo y nunca supo todo
lo que había pasado.